Con algunos baches originados por aquello del must carry y must offer, la reforma de telecomunicaciones está ya camino al Senado. El Pacto por México se anota un punto más en su corto, cortísimo tiempo de vida. Uno de los temas que más tabúes despertaban finalmente tomó su lugar en la agenda y de qué forma.
Y es que, sorpresivamente, las bancadas de los tres principales partidos apoyaron esta iniciativa, lo que permitió que llegara casi planchada en su totalidad a su discusión en San Lázaro. Incluso personajes que han sido muy críticos con respecto a este tema y que han subrayado la importancia de la apertura del espectro de competencia de las telecomunicaciones del país, como Purificación Carpinteyro, apoyaron desde un inicio esta iniciativa. Inaudito, también, que las cabezas de las principales empresas de telecomunicaciones dieran la bienvenida a tal, pues ahí se encontraba uno de los más fuertes tabúes, ése que hace referencia a los poderes fácticos y su apego por mantener su imperio.
Lo cierto es que con lo aprobado, que aunque aún falta el visto nuevo del Senado, estaremos viendo en un futuro, si no inmediato, sí a mediano plazo, una nueva señal del Estado, además de dos nuevos canales de televisión privada, mismos que a los que se les permitirá hasta 100% de capital extranjero, excepto en el área de radiodifusión (donde se incluye la televisión), que sólo permitirá 49%, aunque esto quedará sujeto a la reciprocidad que al tema se tenga en el país de donde viene la inversión, para mantener balanza.
También se creará el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que es en donde se decidirá el destino de las concesiones que se otorgarán, y también donde podrán revocarse, en caso de que haya elementos para ello, que se incumplan con las reglas a las que se sujeta la obtención de la concesión.
Y esto significa una cosa: competencia, lo que a su vez implica que los servicios que en este rubro tenemos, sufrirán muchos cambios que inevitablemente llevarán a la mejoría en su calidad. Es lógico, cuando hay más competencia, que todos los participantes del mercado se esforzarán en ofrecer un servicio con más y mejores ventajas. Lo que no pensamos que en México podría suceder.
En el polémico punto del must carry y must offer, que empantanó por momentos la discusión y donde se originó el único enfrentamiento sobre esta reforma, finalmente se resolvió con la obligación de todos los sistemas de televisión restringida, a ofrecer en su carpeta de programación, de forma gratuita, todos los canales del Estado y los de televisión abierta, que para estos últimos deberán tener al menos 50% de cobertura nacional.
Aprobada, entonces, la competencia en ése, el rubro que marca pauta y tendencia, que permite a las sociedades un acceso a la información mucho más veloz y plural, algo que a la vez trae como consecuencia un mejor entendimiento de la realidad... a ese rubro finalmente se la abren las puertas para el desarrollo dentro del país.